
Cuando montas un despacho en casa, suele pasar lo mismo: compras el escritorio con toda la ilusión del mundo y, al poco tiempo, aparecen los primeros arañazos, marcas del ratón o incluso manchas de café. La solución es tan simple como práctica: una alfombrilla de escritorio.
No hablamos solo de la típica alfombrilla pequeña para el ratón, sino de las que cubren una buena parte de la mesa y sirven tanto para trabajar más cómodo como para darle un toque de estilo a tu espacio.
Protección ante todo
El motivo principal para usar una alfombrilla grande es cuidar la superficie del escritorio. Da igual si tu mesa es de madera, cristal o melamina: tarde o temprano aparecen marcas por el uso diario. Con una alfombrilla, el roce del teclado, el ratón o incluso los papeles no deja huella.
Más comodidad al trabajar
El ratón se desliza mejor y las muñecas descansan sobre una superficie más agradable. Parece un detalle menor, pero cuando pasas muchas horas delante del ordenador, estas pequeñas cosas se notan.
Un plus de estilo para tu oficina
Las alfombrillas grandes no solo son funcionales, también ayudan a decorar. Las hay en colores neutros que dan un aspecto elegante, en tonos vivos para un espacio más creativo o incluso con acabados en cuero que quedan muy profesionales. En definitiva, son una forma sencilla de darle personalidad a tu escritorio sin gastar mucho.
Aquí te dejamos algunas ideas
Práctica, fácil de limpiar y disponible en varios colores. Perfecta para proteger tu mesa y darle un acabado más elegante.