
Aunque que tengas una silla de oficina aparentemente cómoda, una mala configuración puede afectar tu postura y causar molestias en tu día a día. Vamos a repasar algunos errores habituales al ajustar tu silla de trabajo en casa para que puedas corregirlos fácilmente.
1. La altura de la silla (demasiado alta o demasiado baja)
Lo primero que deberías comprobar es la altura de tu asiento. Si lo tienes muy bajo, estarás encorvando los hombros; si por el contrario lo tienes muy alto, tus pies no llegarán al suelo y la presión se acumulará en la parte posterior de tus muslos.
Lo ideal es que tus codos formen un ángulo de 90º al escribir y que tus pies estén completamente apoyados en el suelo, o aún mejor, en un reposapiés.
2. Uso inadecuado del respaldo
Es habitual que acabemos sentándonos casi en el borde de nuestro asiento, dejando el respaldo totalmente inútil. De esta forma, la espalda no tiene apoyo y obligamos a los músculos a trabajar más, generando fatiga o dolor innecesario.
Apoya tu espalda por completo y, si tu silla no tiene soporte lumbar, considera colocar un respaldo ergonómico o un cojín en la parte baja de tu espalda.
3. Reposabrazos mal colocados (o sin uso)
Mucha gente prescinde de los reposabrazos, y otros los tienen tan altos o bajos que los hombros se tensan o los codos quedan colgando.
Los reposabrazos deben estar a la altura de tus codos sin que interfieran al acercarte a tu mesa de trabajo.
4. Pasas horas sin moverte
Ni una silla perfecta te salvarán de lo perjudicial que es pasar mucho tiempo sentado. Levántate al menos una vez cada hora, ve a por un vaso de agua, da un pequeño paseo en casa o haz algunos estiramientos sencillos. Tu circulación y tu espalda te darán las gracias.
En resumen…
No es necesaria una silla carísima para estar cómodo trabajando desde casa. A menudo, el problema no es la silla, sino cómo la usas. Tómate 5 minutos para revisarla y ajustarla antes de tu próxima jornada laboral: tu cuerpo lo notará.